Llega a su fin Stranger Things, serie que llevó casi una década y que siempre entendió el peso de la música. Atraviesa a los personajes: Jonathan forma el oído de Will, que se aferra a una canción de The Clash para mantenerse conectado con la realidad. Más adelante, Max hace lo mismo con Kate Bush. La música es clave tanto dentro como fuera de la ficción. Cada temporada impulsa los temas de su soundtrack al #1.
Pero además, la serie también potencia las carreras musicales de sus protagonistas. Maya, Joe y Finn comparten un contacto muy temprano, desde muy chicos con la fama y lo peor de ella. Sus discos son introspectivos, con una identidad muy estadounidense (incluso de Finn, que es canadiense) y muestran cómo procesan ese recorrido por la exposición pública sin siquiera ser adultxs.
MAYA HAWKE
Maya se siente adulta desde muy chica. No debe ser sencillo crecer siendo hija de dos superestrellas como Ethan Hawke y Uma Thurman (sí, ese nivel de nepo baby). Esa exposición le generó una desconexión con su propia infancia, que la llevó a probar todo tipo de terapias, incluso ver a una “terapeuta de brujas” que le aseguró que un día se convertiría en un ángel con forma humana. Con la grabación de esa sesión arranca Chaos Angel (2024), un disco folk–indie muy melancólico, compuesto mientras filmaba la última temporada de Stranger Things.
Su voz es extremadamente dulce. El álbum nace desde un lugar muy infantil, pero con la madurez suficiente para reconocer los patrones que viene repitiendo en cada vínculo: la dependencia, las promesas, la tendencia a desdibujarse en el otrx hasta perderse por completo. Repite frases como mantras, a veces para calmarse, otras desde la ansiedad. Juega con la idea de tener un Ángel de la guarda con quien incluso llega a pelear.
JOE KEERY
Djo carga sobre sus hombros tres álbumes excelentes: Twenty Twenty (2019), DECIDE (2022) y The Crux (2025) que lo ubican entre lo mejor de la escena estadounidense actual sin perder su raíz under. Joe Keery evidentemente no se lleva tan bien con la fama, siendo un tema recurrente en todo su trabajo. The Crux explora la soledad, la llegada a los casi 30, la distancia de casa, la nostalgia por la ciudad de origen y por el pasado previo a hacerse conocido, la sensación de estar perdido y sin rumbo (si él se siente así, qué nos queda a nosotrxs). También reconoce la soledad como un estado mental (“no estás solo cuando estás ranchando con vos mismx”). Aparece el miedo a “ser básico” y perder toda su personalidad en la exposición constante y en esta era de redes sociales. El temor hacia un futuro que ya siente encima. La posibilidad de no volver a conectar con nadie. Incluso dedica una canción al jardín de Charlie Heaton, Jonathan en Stranger Things.
Este álbum combina momentos nostálgicos y ansiosos con otros que dejan espacio para bailar y disfrutar. Está construido con una neo–psicodelia muy particular, entre lo indie–pop y ciertas influencias rock. De los mejores artistas que han surgido últimamente.
FINN WOLFHARD
Finn Wolfhard se pudo dar el lujo de ir explorando su música a través de distintos proyectos. Muy apasionado por la música y por las grandes estrellas del rock —The Beatles, David Bowie, Nirvana—, siempre tuvo gustos adultos. Primero formó Calpurnia, que existió entre 2017 y 2019: una banda de indie y rock alternativo con la que lanzaron algunos sencillos. Después junto al baterista armó The Aubreys (2020 y 2021), un dúo más folk, pensado para trabajar con menos presión y encarar algo más divertido, de exploración. Publicaron un EP de tres temas, Soda & Pie (2020).
En 2025 lanza su primer álbum bajo su propio nombre, Happy Birthday, mucho más experimental, lo-fi e íntimo. Nace de un reto personal: escribir 50 canciones y elegir las más honestas. Finn es una estrella mundial desde los 13 años, podemos notar en sus trabajos su crecimiento en tiempo real. Por eso todos sus proyectos tienen un aire de “coming of age”. Muchas veces dijo que la música es lo que más disfruta y donde más siente control, así que es probable que lo veamos cada vez más enfocado en ese camino y no tanto en la actuación.
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